Posfacio con deudas.
Josefina Tommasi
Laura Belvedere
Azul Silva
Fiorella Di Biase
Grisel Sarich
Laila Vilanova
Daniela Nieto
Magdalena Orellana
Mariana Sapriza
Adriana Napoleone
Paula Surraco
Ignacio Smith
Victoria Abalde
Belén Messina
Jorge Pomar
Matías D´Urso
Macarena Praglia
Daniela Davico
Juan Esteban Angel
Mariana Fernández
Juan Martin Scurini
Johanna Bock
Matayoshi
Julieta Brussa
Nahuel Colazo
Lulú Scalise
Ruth Guzman Davalos
Soledad Vera
Celeste Mandrut
Florencia Sieiro
Azul Silva
Fiorella Di Biase
Grisel Sarich
Laila Vilanova
Daniela Nieto
Magdalena Orellana
Mariana Sapriza
Adriana Napoleone
Paula Surraco
Ignacio Smith
Victoria Abalde
Belén Messina
Jorge Pomar
Matías D´Urso
Macarena Praglia
Daniela Davico
Juan Esteban Angel
Mariana Fernández
Juan Martin Scurini
Johanna Bock
Matayoshi
Julieta Brussa
Nahuel Colazo
Lulú Scalise
Ruth Guzman Davalos
Soledad Vera
Celeste Mandrut
Florencia Sieiro
Música
Clara Moltoni
Gabriel Illanes
Sábado 15 de diciembre 18hs
Yatay 334
Frente de artista en el partido Obrero.
Posfacio con deudas
Ricardo Zelarayán.
No sé cómo empezar pero empiezo nomás. Hoy estaba almorzando en una pizzería y oí una conversación telefónica del cajero que estaba detrás del mostrador. “Escúcheme don Juan –decía el cajero-, la verdad es que cuando hablo con usted salen cositas...” Se hablaba de comprar muy barato un hotel alojamiento por parte del cajero y de su invisible interlocutor. Hotel alojamiento aparte, lo importante era el cajero hablado.
No existen los poetas, existen los hablados por la poesía.
Cuando uno llama por teléfono al médico que se fue a Mar del Plata, una cinta magnética responde: “Esto es una grabación.”
Pues bien, así como eso es una grabación, lo que estoy escribiendo no es una justificación, un agradecimiento, un hablar de deudas.
En realidad no es obligatorio leer lo que estoy escribiendo. Nadie espere una explicación de este libro. Simplemente quiero agradecer y de paso... Pero por’ai, y ese es el riesgo, lo que está adelante puede ser interpretado como el prólogo de esto, es decir que este es el fondo de la cosa, el fondo de la casa de mi infancia en Paraná entre durazneros, mandarinos, yuyos, ortigas y gatos vagos, negros, barcinos y atigrados.
Mi agradecimiento es para la gente que habla, para la gente que se mueve, mira, ríe, gesticula... para la gente que constantemente me está enviando esos mensajes fuera de contexto, esos mensajes que escapan de la convención de la vida lineal y alienada.
Las conversaciones de borrachos son a veces obras maestras del sinsentido, del puro juego de los significantes. Mi agradecimiento también.
La música es un lenguaje de puros significantes, es el gran arte. Y yo me muero de envidia, porque en realidad soy un músico fracasado. Pero la música, en especial el Jazz moderno en permanente evolución, ha sido y es lo único que me ha enseñado la verdadera estética operativa.
Macedonio Fernández me ayudó a redescubrir ese mundo que yo quería olvidar tal vez para poder trepar mejor... Un buen día me encontré en Buenos Aires con que quería irme a Europa... Evidentemente estaba a un pelo de ser porteño. Pero no me fui a Europa, ni creo que vaya nunca. No señor, ni beca, ni vaca, me quedo aquí:
Macedonio Fernández me hizo comprender que las reuniones de argentinos; incluso en Buenos Aires, son largas ruedas de mate, donde uno charla, se ríe y se pone triste... Que esas reuniones son verdaderas fiestas del lenguaje.
Yo me he reído con estos (¿mis?) poemas, y por momentos dejé de reír. Pero eso es cosa mía. No sé si pasa algo. Gracias Macedonio, de todos modos, por atajarme y explicar, es decir por hablar de lo que se es hablado.
Todo lo que digo puede parecer muy racionalista, pero en realidad soy entrerriano primero, después tucumano y salteño. Mis amigos de acá me acusan de franchute. Realmente no sé qué decir.
La verdad, y eso no lo discute nadie, es que nací en la década del veinte mitad más o menos, es decir que estoy más lejos del nacimiento que de su antípoda.
No tengo nada que ver con el populismo ni con la filosofía derrotista del tango. “Soy entrerriano, medio tucumano y salteño, en Buenos Aires. Una especie de “entrerriano, etc., etc., hasta la muerte” que vive en Buenos Aires, así como hay “argentinos hasta la muerte” que viven en París. En fin, ¡no hay belga que valga!
Hablar de la humanidad en abstracto me parece el colmo de pedantería, paternalismo y solemnidad (las cosas que odio más). El hombre es para mí mis amigos y amigas, presentes, pasados y futuros, y también mis enemigos. No soy místico, no quiero salvar a nadie, sólo quiero.
Soy ateo, como Dorotea y Timoteo. Prefiero el Libro de los Muertos, egipcio, y el Gilgamesh, asirio, llenos de palabras que evocan hombres como mis amigas y amigos, y no el libro de cabecera de los poetas y los capitalistas norteamericanos.
No creo en la poesía cantada ni recitada. (No creo en el café concert para desculpabilizar empresarios izquierdistas.)
La poesía debe leerse. La única poesía que no se lee es la de los actos y palabras que no se proponen ser poéticas.
En fin, el lenguaje es para mí la única realidad. esto no es ninguna novedad, es una simple afirmación. Si la realidad está en alguna parte, está en el lenguaje.
La primera tarea del hablado por la poesía ha sido nombrar las cosas, las cosas que no son las cosas sin las palabras. Pienso que el realmente hablado por la poesía es el que sigue y seguirá nombrando las cosas, es decir cambiándolas, transformándolas continuamente. La poesía es renovación, subversión permanente.
Insisto en que no hay poetas, hay simples vectores de poesía.
En un verano de cuarenta y cuatro grados en un pueblo de Santiago del Estero me acordé de los que se dicen poetas cuando vi en una canilla reseca unas moscas que hubieran dado todo por una gota de agua. Así es, los llamados poetas se disputan las canillas, pero el agua no les pertenece... ni la tierra, ni el aire ni nada. ¡ Hay que conformarse nada menos que con las palabras!
No creo en los géneros literarios. Cada persona tiene su propio discurso permanente, un río perenne y subterráneo que constantemente amenaza desbordarse. La mayoría de la gente le pone diques, pero así y todo a veces su rumor se escucha. La prosa es poesía o nada. Entre la escritura que llena toda la página y la que no la llena hay sólo una diferencia de escandido, de tempo, de períodos. es un poco, pero muy a grandes rasgos, la diferencia entre la música sinfónica y la de cámara.
En suma, las fuentes de la poesía están en la infracción constante de la convención que nos vendieron como realidad. En todo lo gratuito, en el amor, en el lenguaje de los chicos, en las conversaciones sin límite de tiempo (...¡tómese otro mate!), en las actuaciones límite en que los discursos de los otros movilizan enérgicamente el discurso de uno y viceversa.
de La Obsesión del Espacio, Buenos Aires. 1972.
1 comentario:
Siempre me ha gustado mucho la fotografía por eso cada vez que puedo trato de ver distintos paisajes para sacarles fotos. En este momento me encuentro en mi alojamiento
mar de las pampas, y ya estoy esperando para ir y sacarla fotos al mar
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