martes, 16 de diciembre de 2008

Editorial Planta.



El proyecto de Planta, lo ideamos más o menos hace dos años y tomó forma y salió a la calle en septiembre de este año con dos títulos: Un libro de Oesterheld que lo editó Códex en el año 47 y un libro que compila algunos cuentos de Saki.

Nuestra idea inicial fue armar una editorial con libros para chicos que tenga buenas ilustraciones buenos cuentos, en un sentido un poco menos tradicional porque me imagino que todo editor quiere hacer buenos libros.
Concretamente, ocurrió que había un grupo de gente de mi edad - más o menos - con la que yo tenía mucha afinidad de gustos y esa gente en su mayoría se dedicaba a las artes visuales. Entonces la primera línea que marcó una política editorial fue la de hacer productivo ese encuentro de afinidades como hacíamos muchas otras veces por medio de intercambios. De mi parte siempre me tocaba aportar algo de texto, por decirlo de alguna manera: fundamentalmente lecturas y autores literarios o teóricos.

Cuando empezamos este proyecto no teníamos una idea cien por ciento clara de lo que iba a hacer. Tenía claro que quería hacer cuentos para chicos, pero todavía no había definido la "política editorial" - por decirlo de alguna manera-. Y cuando empecé a armar la selección de textos me encontré con que muchos escritores argentinos que a mi me encantan o que tienen un nombre importante en la tradición literaria argentina habían hecho cuentos para chicos entre principios de los cincuenta y mediados de los setenta y que había una política editorial realmente increíble: entre fines de la década de los ’40 e inicios de los ’50, la industria del libro argentino experimentó su mejor momento y eso se reflejó muy bien en los libros infantiles. Después hay una interrupción notable que -por cuestiones políticas varias - que se refleja en la desaparición de todas esas ediciones.

Entonces, mi idea fue volver a rescatar esos cuentos y que tanto yo como los dibujantes fuéramos el puente entre esas dos generaciones que perdieron contacto. Cuando encontramos esta pauta de trabajo fue muy fácil y nos generó mucho entusiasmo la tarea, que pasó a ser una especie de misión muy clara para nosotros.

Por otra parte, tuvimos una serie de sucesos muy afortunados para encausar el proyecto. El primero fue conocer a Pablo Medina de la Asociación La Nube, el principal lugar donde nosotros nos documentamos de todo este material inhallable, y donde nos trataron muy bien, nos ayudaron mucho y nos dieron a conocer grandes libros. En segundo lugar, cuando empezamos a contactarnos con los herederos de los autores, todo resultó realmente muy bien porque ellos estaban en el mismo lugar que nosotros: en una generación intermedia entre los autores y los chicos con muchas ganas de hacer cosas: acá tengo que mencionar a Martín Oesterheld y a los hijos de Sara Gallardo. Todos fueron amabilísimos y nos ayudaron desde el primer momento.
Con ellos pasó algo increíble, una cuestión se puede decir de azar. Primero yo me puse en contacto con Martín por el cuento de Oesterheld y me dijo que cuando tuviéramos el proyecto un poco desarrollado lo llamáramos para ver qué pasaba. Y en ese ínterin un día me llama mi mamá para contarme que sus nuevos vecinos eran ni más ni menos que Martín y su familia. Con la vecindad fluyó todo muy fácilmente.
Con el caso de Sara Gallardo, pasó algo similar: yo comencé llamando a la editorial Elefante blanco para poder ubicarlos y llamé muchísimas veces sin demasiada suerte. Un día, que estaba en la facultad de Filosofía y pasé a verla a Nora, le comenté de esta situación y ella me comentó que Paula Pico Estrada pertenecía a la facultad y que seguramente si la localizaba a ella iba a tener una respuesta. Al otro día a primera, a la mañana temprano, sonó el teléfono de mi casa. Yo no estaba pero cuando volví encuentro un mensaje de Paula. Yo no sé cómo explicar ninguno de estos acontecimientos. Los dos fueron exclusivamente azarosos. Martín además de mudarse, se relacionó con mi familia y charlando se dieron cuenta de la coincidencia y Paula recibió el mensaje o se decidió a responderlo justo al otro día que yo me enteré con exactitud algo acerca de ella.
***
Los cuentos de Sara Gallardo que están reunidos en este libro son dos cuentos que salieron por la editorial Ángel Estrada entre 1974 y 1975: Las siete puertas y Dos amigos. La primera vez que los leí me encantaron porque mantenían ese uso tan particular de la gramática, la construcción de oraciones …
Como dice Leopoldo Brizuela en el prólogo a la edición de la narrativa breve completa, Victoria Ocampo dijo una vez que Sara Gallardo es la autora que mejor describe los animales y las plantas; y podemos agregar que anima a los objetos con la misma lírica. Y pienso que ésa es la razón por la que sus cuentos para chicos son tan hermosos.


Luciana Delfabro

4 comentarios:

Fotografías dijo...

qué linda iniciativa. Soy un gran lector de libros para chicos y, en el medio de tanto oportunismo (hace poco me indigné con un pésimo libro firmado por una celebrity que le regalaron a Lola), me conmueve tanta pasión.

salud! (y pesetas también, che)

Luciana dijo...

Muchas gracias! Qué emoción que llegue! En realidad la literatura para chicos es la verdadera literatura universal ¿no?

ueno dijo...

es el primer di'alogo del blog!

Fotografías dijo...

Uy, qué impresión! Ahora se me lengua la traba...

La literatura para chicos es, en todo caso, la que depara la experiencia de lectura más intensa y feliz, por ser compartida.